miércoles, 12 de octubre de 2011

Los chinos nos comen, nos comen los chinos.

Algo así como: "Un chino en Urgencias" sería el título que tendría esta viñeta si no hubiera tenido la insensatez de ver el ingenioso monólogo de Ernesto Sevilla, con el que me partí la caja a base de bien.

Bautizar esta viñeta con una frase de su soliloquio, es ante todo un signo de devoción a su astucia e ingenio y por supuesto porque me viene como anillo al dedo para introducir la idea general a la que se refiere esta anécdota.

(Os dejo el enlace del monólogo por si os hace echaros una risilla y el momento clave con lo que ha sido el título.)
http://www.youtube.com/watch?v=77T3lRTPDqo Minuto 6:40

Esta se la contó a Sech, su amigo Juan y desde el momento en que me la contó por teléfono, la vimos perfecta para completar nuestro "Archivo".
De hecho, hemos decidido que esta sea la PRIMERA de una SAGA a la que apodaremos "Doctor, doctor".
Y me da a mí que esa saga promete.

 El chino en cuestión no se sentía bien y decidió que tenían que verlo en Urgencias.  El único problema es que no hablaba ni una palabra de español.
Un sagaz amigo suyo, con más experiencia y conocimiento de nuestro idioma y nuestro "modus vivendi", se ofreció a ayudarle escribiendole algunas frases hechas y algún consejillo.

Así sucedió, como que no hay dios.

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jueves, 6 de octubre de 2011

Antivacaciones en Canarias (La tormenta)

(Pertenece a una saga que en algún momento iremos completando, claro).

Esos viajes de grandes amigos, oh sí.
¡Qué maravilla!

Quién no los recuerda una y otra vez, como si rememorando las mejores anécdotas pudieras viajar de nuevo.  Sacándoles hasta la última gota de jugo para que cada vez que sea contada tenga un poquito más de sabor. Como el que va añadiendo trazos al lienzo una y otra vez, sin saber cuando acabar.

A nosotros dos nos ocurre esto pero con el que posiblemente ha sido el PEOR viaje que hasta ahora hayamos hecho.
Uno de esos que no se disfruta hasta que no se ha terminado y han pasado unos meses, para que el tiempo borre drásticamente cualquier atisbo del sufrimiento pasado. Uno de esos que marcan tanto que se deja de viajar con la misma compañía, por si acaso se repite la desafortunada experiencia.

Si bien es cierto que hoy nos reímos a mandíbula batiente cuando lo recordamos, en su momento fue absolutamente desalentador.

Trataremos de reflejarlo entero, trazo a trazo. Cada mojón, cada palazo.
De momento os dejamos un primer corte de lo que podría llamarse "Las antivacaciones en Canarias".
Disfrutadlo.


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